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domingo, 7 de mayo de 2023

Concepto de inmunidad e introducción a la inmunidad celular.

 ¿Qué es la inmunidad?

    Se denomina inmunidad a la defensa contra las infecciones (y contra cualquier cuerpo extraño) que atacan al organismo, así como al hecho de que un individuo se encuentre libre de enfermedades. La inmunidad también está implicada en el reconocimiento de los componentes propios del cuerpo, pues, si se encuentra algo que se reconozca como un elemento foráneo, se iniciará una respuesta inmune para inhibirlo o para destruirlo.



    Existen dos tipos de inmunidad: celular y humoral, siendo la primera la más frecuente.

 Inmunidad celular

    La inmunidad celular es la de mayor vigencia y la generan unas células sanguíneas conocidas como leucocitos o glóbulos blancos. Estos se pueden clasificar en granulocitos o polimorfos nucleares, que poseen gránulos en el citoplasma, así como un núcleo multiglobulado; y agranulocitos, que carecen de gránulos citoplásmicos. A su vez, los granulocitos pueden dividirse en otros tipos conforme el colorante que deba emplearse para teñir sus gránulos: eosinófilos (se pintan con colorantes ácidos como la eosina), neutrófilos (colorantes neutros) y basófilos (tintes básicos); y los agranulocitos se ramifican en linfocitos (de tipo B o T, dependiendo de si maduran en el bazo o en el timo) y monocitos.



    Cabe destacar que algunos glóbulos blancos pueden realizar la fagocitosis, es decir, que son capaces de ingerir un cuerpo extraño con su membrana para introducirlo en su interior y digerirlo. A estos se les denomina macrófagos, y, además de colaborar en la defensa del organismo destruyendo agentes exógenos, participan en la activación de los linfocitos T citotóxicos, de los que se hablará más adelante. Este tipo de células fagocitarias también ingiere y digiere células muertas y dañadas, a modo de "reciclaje".

    El proceso de fagocitosis comienza cuando el fagocito reconoce las estructuras expresadas en la superficie de un cuerpo extraño al que se denomina antígeno (puede ser una bacteria, una toxina, un componente de la superficie de una célula, entre otros) y se adhiere a ellas, activando la emisión de pseudópodos. Estas son estructuras que prolongan la membrana celular del leucocito hasta englobar al agente exógeno en una vacuola fagocitaria o fagosoma. Una vez incorporada la partícula foránea, se fusiona un lisosoma (que es una vesícula que contiene enzimas de digestión) con el fagosoma y vierte su contenido enzimático en la estructura que engloba el antígeno con el fin de digerir este (a este último proceso de digestión se le llama digestión intracelular). Este proceso consiste, a grandes rasgos, si es realizado por glóbulos blancos, en la incorporación de partículas grandes para ayudar al sistema inmunitario a luchar contra agentes exógenos, y es un tipo de endocitosis que se diferencia de la pinocitosis en que este último proceso tiene como fin el de incorporar nutrientes (y lo puede realizar cualquier tipo de célula).

    Como curiosidad, la fagocitosis la realizan también los protozoos para incorporar nutrientes a su organismo.




        Algunos de los leucocitos que pueden realizar la fagocitosis son los neutrófilos, los monocitos (no presentan un citoplasma granulado) y los eosinófilos. 

    Los neutrófilos o micrófagos son unas de las primeras células que reaccionan ante la presencia de antígenos, así como el tipo de leucocito más abundante en el cuerpo. Se producen en la médula ósea y son liberados a la sangre para que puedan trasladarse a donde sea necesario, y, cuando se requiere de muchas células de este tipo, se liberan también grandes cantidades de cayados, es decir, neutrófilos inmaduros. Estas células solo suelen vivir horas o unos pocos días. Contienen un núcleo de cromatina segmentado entre dos y cinco glóbulos que se unen por delgados puentes, y sus gránulos citoplásmicos presentan enzimas destructoras y fagocitina (sustancia bactericida). Los monocitos son otro tipo de leucocitos que se elaboran en la médula ósea, y que, cuando son liberados, viajan por los tejidos del organismo, donde se convierten en macrófagos. Constituyen la segunda línea de defensa y, junto con los micrófagos, fagocitan antígenos "puros", o bien, para detener su acción dañina, o bien, para presentarle los fragmentos a los linfocitos T citotóxicos, activando una respuesta inmunológica.

    A diferencia de los dos anteriores, los eosinófilos son leucocitos de citoplasma granulado fagocitan complejos antígeno-anticuerpo. Asimismo, sus gránulos liberan sustancias que contribuyen a la destrucción del patógeno. Estos glóbulos blancos se crean en la médula a partir de células madre y viajan por el organismo al igual de las demás.

    Otros tipos de leucocitos relevantes son los basófilos, unos granulocitos y polimorfos nucleares (comparten esta última característica con los neutrófilos y los eosinófilos) que constituyen el 0,5% del total de glóbulos blancos. Sus gránulos son gruesos y poco numerosos, y la función de estas células es la de liberar histamina, pequeñas dosis de serotonina y otras sustancias. Sus gránulos pueden ser azurófilos (contienen lisosomas con hidrolasas ácidas) o específicos o secundarios (contienen sustancias vasodilatadoras como la histamina y el heparan sulfato, anticoagulantes como la heparina y compuestos que contraen los músculos lisos de las vías aéreas como los leucotrienos). La histamina provocará una dilatación de los vasos sanguíneos, aumentando, por consiguiente, su permeabilidad para que los anticuerpos, neutrófilos y macrófagos puedan transferirse a los tejidos y combatir allí la infección.

    En cuanto a los linfocitos, estos son glóbulos blancos que carecen de gránulos citoplásmicos. Constituyen el 30% de todos los leucocitos sanguíneos, y están presentes también en los ganglios, el bazo, el timo y el apéndice vermiforme. El tamaño de estos es variable, pues este oscila entre las 6 y 30 micras, aunque la talla de un linfocito maduro promedio es de entre 6 y 15 micras. Ambos se crean, al igual que en el caso de las células anteriores, a partir de células madre en la médula ósea, y, dependiendo dónde maduren, se tornarán de tipo T o de tipo B y tendrán una función u otra.

    Los linfocitos T o timocitos maduran en el timo durante un proceso en que se crea un complejo de receptores para la célula, adquiriéndose las proteínas de la membrana CD4 o CD8. Una vez listos, se desplazan a órganos linfoides y esperan una señal de activación (pues los linfocitos T no pueden comenzar una respuesta inmunitaria por sí solos). Para ser activados, requieren de una unión con el antígeno o con parte de él (esta función la realizan las células fagocíticas, quienes les presentan fragmentos del agente exógeno) y de una estimulación a base de citoquinas. El tipo de citoquinas a las que se expongan también determinará la subdivisión a la que pertenecen dentro de la categoría de linfocitos T (así como su papel). De esta forma, los CD4+ se convierten en linfocitos T colaboradores o Helper (activan a los linfocitos B para que produzcan anticuerpos) y los CD8+ se tornan en citotóxicos o citolíticos (destruyen a las células infectadas por virus para impedir que el patógeno se propague a las demás, así como a las células tumorales). Existen otros tipos de linfocitos T, como los supresores (paran la respuesta inmunológica inhibiendo a los demás linfocitos), los Th1, Th2, Th17, Th foliculares, T reguladores, T asesinos naturales y T de memoria.

    En cambio, los linfocitos B maduran en el bazo (aunque, durante el desarrollo fetal, estos se crearán en el hígado y madurarán también ahí). Estos participan en la inmunidad humoral creando unas glucoproteínas solubles en la sangre que se conocen como inmunoglobulinas o anticuerpos. Pueden reconocer un antígeno sin que se lo hayan presentado previamente, y, en el momento en que lo hagan, comenzarán a dividirse y se tornarán en células plasmáticas que liberarán gran cantidad de inmunoglobulinas específicas dirigidas a un determinado agente patógeno, con el fin de señalarlo o de neutralizarlo (es decir, de inhibir sus propiedades dañinas). Con el fin de reconocer al antígeno para poder producir los anticuerpos específicos para combatirlo, durante el proceso de maduración, estos leucocitos son expuestos a este agente con el fin de que lo reconozcan. Son capaces de identificar un cuerpo foráneo gracias a los receptores BCR de su superficie. Luego de luchar contra ciertas partículas extrañas, algunos linfocitos B se tornan en células memoria, las cuales tienen una vida más larga y podrán combatir la infección de forma más rápida e intensa (producen muchos más anticuerpos en menos tiempo) en caso de que vuelva.




BIBLIOGRAFÍA

Fagocitosis: https://www.tuasaude.com/es/fagocitosis/

https://medlineplus.gov/spanish/ency/esp_imagepages/19864.htm

https://www.quimica.es/enciclopedia/Neutr%C3%B3filo.html

https://www.cancer.gov/espanol/publicaciones/diccionarios/diccionario-cancer/def/monocito

https://www.misistemainmune.es/inmunologia/componentes/que-son-los-eosinofilos

https://www.quimica.es/enciclopedia/Bas%C3%B3filo.html

https://www.kenhub.com/es/library/anatomia-es/linfocitos

https://www.lecturio.com/es/concepts/linfocitos-t/

https://aulavirtual33.educa.madrid.org/ies.delibes.mejorada/pluginfile.php/25770/mod_resource/content/2/Inmunolog%C3%ADa.pdf

¿Qué son los linfocitos B y qué función cumplen? - Mejor con Salud (as.com)


1 comentario:

  1. Gracias una vez más,
    Escribo desde Ohio, Columbus precisamente. Me diagnosticaron cáncer de cerebro en agosto de 2010 y a mi esposa cáncer de mama. Una querida amiga (afroamericana) me habló del Dr. Jekawo, un médico herbario tradicional de África Occidental. Me dio su número de contacto y dirección de correo electrónico. Me comuniqué con él rápidamente para que me garantizara que su medicina herbaria curaría mi cáncer de cerebro, el cáncer de mama de mi esposa y el herpes por completo y que estaríamos curados para siempre. Le dije que sí. Le pregunté sobre el proceso de curación y me pidió que pagara la preparación de la medicina herbaria, lo cual hice y en 7 días hábiles me envió la medicina herbaria y luego me indicó cómo beberla durante 21 días para curarme. Le conté a mi amigo Eric sobre la medicina herbaria y me dio el visto bueno para beberla. Entonces, después de que mi esposa y yo bebiéramos durante 21 días, nos curamos por completo. Estoy muy agradecido y prometo que recomendaré a cualquier persona con herpes o cáncer que recurra a este gran médico herbario y eso es lo que estoy haciendo.
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    Su blog es muy informativo.

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